Una Hall of Fame desconocida
Comienza un nuevo año y casi todos recordamos esos proyectos (o sueños) que tenemos aparcados, latentes. La mayoría de las personas decidimos aplazarlos para “más adelante” en un bucle sin fin.
María Jesús Rosa pertenecía a esa minoría que tiene un sueño y lo persigue hasta los confines del universo. Por muy difícil que se lo pongan, y mira que se lo pusieron. Clint Eastwood lo definía de forma magistral en la maravillosa “Million Dólar Baby” cuando la protagonista interpretada por Hillary Swank perseguía de forma incansable convertirse en campeona del mundo de boxeo y explicaba “la magia de tener un sueño que nadie más comprende”.
La historia de María Jesús bien podría haber inspirado la de la oscarizada película. Su pasión por el boxeo surgió de forma inesperada. Su pareja era entrenador y al ir a visitarle al gimnasio le entró el gusanillo de probar. En cuanto se puso los guantes todos los presentes entendieron que había nacido para eso. María Jesús era una chica muy risueña y afable pero se transformaba cuando se subía al cuadrilátero. Se convertía en una boxeadora implacable.
Quemó etapas muy pronto y quiso competir por el título de campeona de España pero se encontró con un problema surrealista: la federación española de Boxeo no reconocía como disciplina el boxeo femenino porque lo consideraba “inapropiado”.
Eso no la detuvo. Peleó de forma oficiosa con Esther Páez que era la boxeadora española más experimentada y reconocida y la ganó fácilmente. En aquella pelea sorprendió al presentarse con una especie de falda, lejos de los tradicionales bóxers masculinos. Se la había hecho su suegra y mantuvo ese estilo durante toda su carrera (propuesta imitada por muchas otras boxeadoras después). Aquel primer combate mostró el estilo de María Jesús, un boxeo muy valiente, incansable, llevando siempre la iniciativa, con una fuerza y resistencia encomiable, todo corazón.
Después de su primer combate le buscaron más rivales. Como María Jesús apenas pesaba cincuenta kilos y medía 1,54 cm se las tenía que ver siempre con chicas más altas y de mayor peso. Le daba igual. Salía al ring y literalmente se las comía. Acumuló varias victorias pero la federación española seguía negando la posibilidad de un campeonato de España. No pasa nada. Si no me dejan ser campeona de España seré campeona de Europa, pensó.
Su entorno consigue organizar una velada en su Madrid natal para poner en liza el campeonato de Europa del peso mosca. Su rival será la húngara Viktoria Varga y María Jesús la arroya como tenía por costumbre. Estamos en el año 2002 y ese mismo año pone en juego su título europeo en tres ocasiones. Lo retiene en las tres.
Europa se le queda pequeña, quiere ser campeona del mundo. Y la campeona norteamericana de peso minimosca Terry Moss acepta pelear con ella con el título mundial en juego. La ocasión no amilana a María Jesús que vuelve a ganar y continúa invicta en su carrera profesional.
No ha podido ser campeona de España, pero ya es campeona del mundo. Y decide ir a por todas, desafía a la mismísima Regina Halmich. La mayor leyenda del boxeo femenino en categoría de peso mosca. Una boxeadora que lleva 39 defensas victoriosas de su título mundial. Una boxeadora que ha llegado a cobrar bolsas de 1 millón de euros por un solo combate. Una boxeadora que consigue audiencias similares a las de la selección de fútbol de su país.
Y Regina escucha la propuesta de María Jesús para poner en juego su título mundial del peso mosca y dice “sí” pero el combate se celebrará en mi país, en mi Alemania natal. María Jesús comienza a preparar lo que considera el combate de su vida. Todo el boxeo nacional se moviliza y muchas púgiles se trasladan desde otros puntos de España a Madrid para colaborar en su entrenamiento. Después de meses de durísimas sesiones, llega el gran día.
Frente a una de las mejores boxeadoras de la historia y contra miles de alemanes que apoyaban a su campeona, María Jesús desarrolla su boxeo de siempre, valiente y ofensivo y se produce un intercambio de golpes titánico. Ninguna besa la lona y hay que decidir por puntos. La decisión es polémica. Un juez da por ganadora a la alemana, otro a la española. Decide un juez local que “barre para casa” y desempata en favor de la campeona alemana. Muchos de los que estuvieron presentes consideran que fue una decisión injusta.
María Jesús, siempre emprendedora, siempre mirando hacia delante, pidió la revancha a Regina allí mismo, en el cuadrilátero. La alemana torció el gesto y dejó claro que eso nunca se iba a producir. Ese era el castigo para María Jesús por ser tan buena, y al mismo tiempo su mayor reconocimiento. La gran Regina Halmich no se atrevía a volver a pelear con ella.
Aquel combate fue visto por más de 7 millones de personas en Alemania, y muchos lo recuerdan como uno de los mejores de la historia en su categoría
Estuvo dos años intentando conseguir esa revancha que nunca fue aceptada. Finalmente, se rindió y colgó los guantes con un impresionante récord de 19 victorias y una sola (y polémica) derrota. Después sería madre de dos hijos junto a su pareja de toda la vida y cuando estaba en la flor de la vida, le detectaban un cáncer de pulmón. Pocos meses después fallecía con apenas 44 años.
Su sonrisa y su boxeo se apagaban, pero no fueron olvidados. Hace apenas unas semanas se celebró en las Vegas la X edición del Hall of Fame del boxeo femenino. Varias figuras legendarias del boxeo eran reconocidas en un solemne acto celebrado en la catedral del Boxeo. Nuestra compatriota María Jesús Rosa fue una de las homenajeadas a título póstumo (su marido acudió a la ceremonia en su representación).
María Jesús es una gran inspiración para luchar por nuestros pequeños o grandes sueños. Ella consiguió los suyos pero eso no es lo más importante, como diría Clint Eastwood (siempre Clint) en la no menos maravillosa “Los puentes de Madison”, los sueños que tuve de joven no se han cumplido, pero me alegro de haberlos tenido.
Si alguien quiere conocer más sobre la impresionante figura de esta boxeadora le recomiendo el documental que le han dedicado en Informe+.
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