Una decisión valiente
Naces en una pequeña localidad de Gales y ya en la escuela comienzas a practicar el deporte nacional: el rugby. Se te da muy bien, entrenas, te esfuerzas y a tu alrededor se genera una opinión unánime. Todos creen que puedes ser jugador profesional de rugby. Los hechos confirman esa impresión. Cuando todavía eres un adolescente, te convocan con la selección nacional junior de Gales.
Es solo el principio.
Cuando tienes apenas 18 años te ficha el Gloucester de la Premiership inglesa y te conviertes en el jugador más joven de la historia de esa prestigiosa liga. No se quedan ahí los récords. Unas semanas después, te conviertes en el primer jugador de dieciocho años que logra tres ensayos en un mismo partido de esta complicada competición. Tu carrera ya es meteórica. Con tan solo diecinueve años te llama la selección absoluta de Gales. Al año siguiente, Gales se lleva el seis naciones y tú colaboras decisivamente en esa hazaña consiguiendo varios ensayos. Con 22 años juegas tu primer mundial y también tienes una participación destacada.
Te has convertido en el deportista más prometedor de tu país, tienes una carrera brillante por delante y es en ese momento, en ese preciso instante, cuando sueltas la bomba.
Lo dejas todo. A tu club, a tu selección y al rugby. Quieres cumplir un sueño, quieres jugar al football americano en la NFL.
El seleccionador te desea lo mejor y deja la puerta abierta a tu regreso. Tu entrenador del Gloucester mantiene la misma línea. Seguramente ambos en la intimidad de su casa no serán tan educados. De la noche a la mañana, han perdido a uno de sus mejores jugadores. Los aficionados están en shock. Algunos, pocos, admiran tu ambición por afrontar nuevos retos. Otros, la mayoría, piensan que es un capricho pasajero y aguardan tu fracaso seguido de tu inminente regreso.
Tú tienes otros planes.
Te inscribes en el programa internacional de la NFL y durante diez semanas muestras tus habilidades a todos los cazatalentos con olfato. Tienes la esperanza de que algún equipo te seleccione en el draft. Aunque sea en una ronda baja. Cuando haces la prueba de velocidad de cuarenta yardas pulverizas el cronómetro. Seguramente algún ojeador se tragó el cicle que mascaba desde su indiferencia. Se corre la voz y varios equipos se interesan por ti, no te quieren dejar ni llegar al draft. Ahora eliges tú y vas a por todas, como en todo este proceso. Decides unirte a los Kansas City Chiefs, el vigente campeón de la NFL. Todavía no se ha hecho oficial en qué puesto vas a jugar pero todo apunta a que será de running back (corredor) para aprovechar tu velocidad y habilidad en los quiebros. Seguramente Mahomes, el mejor jugador del mundo, te utilizará también como receptor.
Eres Louis Rees-Zammit y has decidido abandonar una vida que te llevaba hacia un éxito casi asegurado para sumergirte en una aventura apasionante y de resultado incierto. ¿El motivo para tomar esta decisión tan poco habitual? El amor, como suele ser habitual en la mayoría de decisiones intrépidas. En este caso, el cariño hacia tu padre que es un loco de la NFL y jugador amateur de football americano. Louis quiere ser importante en el deporte que tiene cautivado a su padre, tal y como él mismo explicó en la rueda de prensa que concedió para anunciar su nuevo rumbo.
Puede que triunfe, puede que fracase. Lo que nadie puede negarle a Louis Rees-Zammit es que es un romántico y un valiente.
Y eso siempre es inspirador.
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Hasta el miércoles que viene.