En las películas británicas tenían una solución mágica para encauzar problemas aparentemente imposibles. Solo había que llamar al agente secreto más famoso de todos los que han existido. Tu única salida era Bond, James Bond.
Los Milwaukee Bucks se encontraban en una situación límite al comienzo de la temporada 2020. Tenían una plantilla fabulosa liderada por Giannis Antetokounmpo pero por unas cosas o por otras el anillo no llegaba. Empezaron a dudar de sí mismos. ¿Había que echar al entrenador? ¿Había que hacer limpieza en la plantilla y reconstruir de cero alrededor de Antetokounmpo? Al final no hicieron ni una cosa, ni la otra. Alguien tuvo una decisión mucho más sabia. Alguien decidió llamar a Jrue Holiday.
Jrue es de esos jugadores considerados buenos, muy buenos para algunos, pero que están un escalón por debajo de las estrellas. Nada de eso importó al manager de Milwaukee, pensaba que Jrue era el hombre que le faltaba al proyecto y lo fichó. Ese mismo año, los Bucks ganaban el anillo tras treinta años de sequía.
Los Boston Celtics son la franquicia más laureada de la NBA pero en las últimas cuatro décadas sólo habían ganado un anillo. Ahora tenían una generación talentosa con Jayson Tatum y Jaylon Brown como estrellas pero siempre les pasaba algo que les apartaba del éxito. O Tatum entraba en crisis de juego en el momento clave. O tenían que echar al entrenador por comportamiento indecoroso. O se dejaban sorprender por equipos inferiores.
Los años pasaban y el anillo no llegaba. La ciudad empezaba a dudar del proyecto y hasta de sus jugadores. Empezaba a consolidarse la etiqueta de “son buenos pero no lo suficiente para ganar un campeonato”. A principios de esta temporada, se había instaurado la sensación de que los Celtics lo harían bien pero se quedarían sin anillo un año más. Algo les pasaría. Y su General Manager decidió tomar las riendas de su destino.
Cogió el teléfono y ¿A quien llamó? Efectivamente, a Jrue Holiday. Como casi todos sabréis, los Boston Celtics ganaron ayer las finales de la NBA tras años de frustraciones. Como sucedió con los Bucks, el mismo año de la llegada de Holiday llegó también el anillo.
Obviamente esos dos anillos, tan deseados, llegaron por un cúmulo de diferentes factores. Tan cierto como eso, es que Jrue Holiday ayudó de forma decisiva a conseguirlos. ¿Y qué es lo que aporta este jugador que les da a sus equipos el poquito que les faltaba?
La respuesta sencilla es su capacidad defensiva. Jrue marca a la estrella del equipo contrario, le martiriza, baja su anotación y se abre el camino para vencerles. Sin duda algo de eso hay.
Pero creo que no sólo es eso. Jrue tiene un súper poder secreto que ya quisiera para sí 007. Aquí va el dato.
En la NBA hay aproximadamente 360 jugadores. Jrue Holiday ha ganado el premio al mejor compañero del año en tres de las cuatro últimas temporadas. Quizás sea ese su secreto. En vestuarios llenos de talento y quizás rencillas llega un jugador solidario, que genera buen rollo, motiva para darlo todo y las piezas se encajan solas y atraen a los anillos. Quien sabe.
Lo que es seguro es que con esos antecedentes más de un General Manager suspira porque le coja el teléfono para intentar ficharle. Si eso sucede en alguna de las próximas temporadas, este jugador podría entrar en el vestuario de su nuevo equipo entonando el mítico “Me llamo Holiday, Jrue Holiday”.
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Hasta el miércoles que viene.
Una alegría inmensa para todos nosotros los hinchas de los Celtics. Un jugador fundamental