Marcelo Bielsa acaba de asumir el liderato de un nuevo e ilusionante proyecto de la selección de Uruguay. Bielsa es un personaje particular e inimitable que merece su propio post, y lo tendrá. Su Uruguay ha ganado los tres primeros partidos en la Copa América y lucen como una gran candidata al título, después de varios años de mediocridad. Si a eso unimos que hace apenas un año Uruguay se proclamó campeón del mundo sub20, parece que esta selección de Bielsa puede retomar el testigo de aquella inolvidable Uruguay de Godín, Cavani, Forlán, Luis Suárez…
Aquella Uruguay fue sin duda la generación dorada de la historia reciente de un país con gran tradición futbolística. Para los puristas recalcaré que he dicho “reciente”, soy consciente de que Uruguay ha ganado dos mundiales de fútbol. Pero no podemos negar que fueron en 1930 y en 1950 con el famoso “Maracanazo”.
Algo ha llovido desde entonces.
Sin embargo, la Uruguay de principios de siglo XXI con sus fabulosos delanteros acarició una nueva final del campeonato del mundo. Fue en el Mundial de 2010, en Sudáfrica, y justo ayer dos de julio se cumplió el aniversario de una de las noches más locas e imprevisibles en la historia del fútbol. Como recordar es volver a vivir, aquí tenéis la oportunidad de hacerlo.
Pongamos un poco de contexto. Uruguay disputa contra Ghana los cuartos de final del Mundial. El que venza se mediría contra Holanda (ahora Países Bajos) en la antesala de la gran final. El partido entre Uruguay y Ghana no puede ser más igualado y emocionante. El tiempo complementario acaba con empate a uno (golazo de Forlán) y varias ocasiones para ambos equipos. En la prórroga, continúa la emoción y la igualdad.
Y nos vamos al minuto mágico.
Estamos en el minuto 120 de partido. Continúa el empate. Nos separan unos pocos segundos de los penaltis. Última jugada del partido. Falta lateral favorable a Ghana, es peligrosa. Centran la pelota al corazón del área de Uruguay, el tiempo ya está cumplido, el portero mete los puños para despejar pero falla y deja la pelota mansa para que Appiah marque a placer. Dispara pero la saca bajo palos Suárez convertido en portero improvisado. La pelota sigue en juego y Adiyiah remata de cabeza con el portero vencido en un balón destinado al triunfo de Ghana y la derrota de Uruguay. Luis Suárez ve como el esférico se cuela en su portería pero su estatura no le alcanza para despejarlo de cabeza, así que en una acción impulsiva, desesperada e inteligente utiliza sus manos para evitar que la pelota entre en la portería. No hay VAR pero el árbitro lo ve.
Penalti y expulsión.
La jugada es tan evidente que ni siquiera Suárez, uno de los jugadores más rebeldes que han existido, la protesta. El jugador camina desconsolado hacia la banda y rompe a llorar. En teoría debe abandonar el campo pero se resiste a hacerlo y observa desde la banda la ejecución del penalti. El tiempo ya se ha cumplido. Se tira el penalti y se acaba el partido. Gyan, la estrella de Ghana, coloca el balón. Veinte y dos uruguayos contienen el aliento en el campo. Tres millones de uruguayos contienen la respiración en su casas. Luis Suárez no se atreve ni a mirar y se esconde detrás de un compañero. Gyan lanza el penalti…y se va al larguero. Un grito unánime de alivio y alegría resuena al unísono en el país sudamericano. Los jugadores de Uruguay se abrazan enloquecidos, parecían eliminados pero se lo jugarán en los penaltis.
La tanda de penaltis es tan épica como el resto del partido. Hay paradas, goles y fallos de ambos equipos. Y llegamos al último penalti. Lo tira el “loco” Abreu. No hay duda de que es el futbolista perfecto para cerrar esta noche inclasificable. El “loco” Abreu tiene el récord Guiness de pertenencia a diferentes equipos profesionales. Defendió nada más y nada menos que 36 camisetas distintas en once países diferentes. Jugó en Uruguay; Argentina; España; Brasil; México; Israel; Grecia; Ecuador, Paraguay; El Salvador y Chile. El Willy Fogg del mundo del fútbol. El jugador imprevisible. Ese jugador, ese y no otro, tiene que tirar el último penalti. Si lo marca, Uruguay vuelve a unas semifinales del Mundial después de varias décadas de sin sabores.
Toma carrera, no parece nervioso. Sus compañeros sí lo están. Avanza, golpea la pelota y lo lanza…a lo Panenka. Flojito, manso y al centro, confiando en que el portero se venza a uno de los dos lados. Y lo marca. El resto es historia del fútbol, historia de los mundiales. Un recuerdo imborrable para los uruguayos.
Grande Abreu y grande Uruguay.
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Hasta el miércoles que viene.
Les recomiendo los videos de ese último minuto de partido de Uruguay vs Ghana. La reacción de Suárez y de todos los jugadores uruguayos es imperdible.