La foto que veis corresponde al Sestao de la temporada 1985-1986. Militaban en segunda división. Los aficionados al fútbol reconoceréis en la fila de abajo a dos caras conocidas en la actualidad. El primero empezando por la derecha, es Mendilibar y tres puestos a la izquierda, está Valverde.
Por cierto, abro un pequeño paréntesis para mencionar al entrenador de ese equipo, el inigualable Jabo Irureta. Ese entrenador que consiguió la única liga de la historia del Deportivo de La Coruña de la mano de un brasileño conflictivo pero talentosísimo con el que acabó a cabezazo limpio. Literalmente. Pero que les quiten lo bailao.
Cierro paréntesis y volvemos con los jugadores de la foto. Valverde y Mendilibar sólo coincidieron ese año. Luego sus carreras profesionales serían muy dispares.
La de Valverde fue glamourosa, la de Mendilibar de minero del fútbol.
Valverde jugó en el Español con el que llegó a la final de la UEFA, vistió también la camiseta blaugrana y lució durante muchos años los colores de su amado Athletic club de Bilbao. Además fue internacional con España.
Su excompañero Mendilibar tuvo que fajarse con un camino mucho más áspero. Logroñés, Sestao y Lemona fueron sus equipos. Jamás disputó un minuto en primera división.
Ambos cuelgan las botas y comienzan su carrera como entrenadores. En los banquillos se repite la historia. Valverde tiene una carrera glamourosa, Mendilibar de obrero de fútbol.
Valverde entrena al Espanyol con el que vuelve a disputar la final de la UEFA que se le escapa por penaltis. Gana tres ligas con el Olympiakos y dos con el Barsa. Y se convierte en el entrenador con más partidos en el banquillo de su queridísimo Athletic Club.
Mendilibar vive un fútbol muy diferente en los banquillos. Éibar; Lanzarote; Valladolid; Osasuna; Levante y Alavés. Sus máximas alegrías son los ascensos o las permanencias. Jamás está si quiera cerca de ganar un título. La única vez que entrena a un equipo con palmarés, su querido Athletic de Bilbao, tiene un comienzo dubitativo y le echan a las primeras de cambio.
Mendilibar cumple 60 años y hace público un pequeño sueño. Una legítima aspiración. Confiesa que le gustaría entrenar, aunque sólo fuera una vez, un equipo que juegue competición europea.
Pocos meses después un Sevilla sin rumbo echa a su entrenador y llama a Mendilibar. Se acuerden de él por su experiencia a la hora de salvar equipos del descenso, confían en él para conseguir la permanencia. No le piden nada más.
Mendilibar tiene otros planes. Salva al equipo del descenso, por supuesto, pero también le hace campeón de la Europa League. No sólo disputa competición europea, sino que la gana. La directiva del Sevilla se ve obligada a renovarle pero no tienen ninguna paciencia con él y le echan al poco de comenzar la liga del año siguiente.
Mendilibar todavía no lo sabe pero en ese momento se inicia el camino para el mayor logro de toda su carrera.
En febrero le llama el Olympiakos, el equipo con el que triunfó su amigo Valverde. Nuevamente confían en él sólo para encarrilar la caótica situación en Liga. Pero el Olimpiakos comienza a pasar eliminatorias de la Conference League. Remonta hasta un 1-4 en contra. Elimina a todos los equipos que se le cruzan. Nos deja la icónica imagen de la tanda de penaltis con el Fenebarche, en la que Mendilibar se da la espalda porque no puede ver los lanzamientos. Ganan. Se cargan también al Aston Villa y se plantan en la final de la Conference League.
Y esa final se juega en casa, en Atenas. El Estadio es un clamor rojiblanco, el Olimpiakos jamás ha ganado un título europeo. Hasta esa noche. Mendilibar, a sus 63 años, ayuda al Olympiakos a ganar el primer título europeo de su historia. Segundo título europeo en toda la historia del fútbol griego.
Casi nada.
Mendilibar está en la banda visiblemente emocionado. Se mantiene en un segundo plano, sólo, tranquilo, disfrutando de la vuelta de honor de sus jugadores. Y nota como alguien le toca el hombro. Se gira y está allí…Valverde. Ha ido a animar a su Olympiakos. Ha ido a animar a su amigo.
Mendilibar sonríe y ambos se funden en un abrazo.
Uno de esos momentos por los que amamos el deporte.
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Hasta el miércoles que viene.
Ese final me ha emocionado. Gracias.
Conocía el encuentro de ambos pero nos sus inicios, muy curioso... y muy curioso también ver la alineación con los Etxeberia (I y II) y los Murua (idem) jajajaja!!! Me recuerda a muchos de los nombres de los manomanistas de esa misma tierra. Habría que ver dónde está el récord de sagas coincidiendo en una plantilla de fútbol profesional. Igual nos llevábamos una sorpresa con el NEPOTISMO en el fútbol del s.XX!