Eres un genio ¡estás despedido!
La NBA llega a su fin y tenemos que hablar de los New York Knicks.
Voy a intentar decirlo de una manera suave: son el equipo peor gestionado que existe. Incluyo todos los deportes y todos los países.
Sí, creedme esa es la manera suave de decirlo.
Algunos conoceréis los dimes y diretes de esta franquicia tan particular y otros no. Para poner un poco de contexto, daré algunos datos.
Son uno de los equipos con mayor valor económico del mundo.
Son uno de los equipos que más seguidores tienen.
Son uno de los equipos que más entradas vende.
Con ese potencial sería fácil imaginar que es uno de los grandes dominadores de la NBA.
Nada más lejos de la realidad.
Llevan sin ganar el anillo 50 años y en todo lo que va de siglo no habían disputado ni siquiera las finales de conferencia.
¿Pero cómo carajo es posible? Esta es una pregunta muy difícil de responder. Si dejamos al margen razones esotéricas (que quizás habría que empezar a valorar) aparecen dos factores como principales causas de esta inexplicable situación.
Una afición muy particular y una gerencia desquiciada y desquiciante. Por respeto a los lectores seguidores de los Knicks, me centraré en la gerencia.
Los Knicks llevaban dos décadas seguidas en la más absoluta irrelevancia. Un equipo sin personalidad que vagaba en la nada mientras desfilaban todo tipo de entrenadores. Uno tras otro.
La gerencia pega por fin un puñetazo en la mesa y en plena pandemia fichan a Tom Thibodeau. Un entrenador con una reputada fama de trabajador y exigente. Los Knicks quieren dejar de ser una banda para convertirse en un equipo. Además, Thibodeau formó parte como asistente defensivo del último equipo de lo Knicks que jugó unas finales de la NBA, allá en los años noventa.
Están convencidos de que Thibodeau es el hombre que va a enderezar el rumbo.
Y no se equivocan.
Ya en su primera temporada consigue clasificar al equipo para Play Offs. Y lo que es más importante. Le impregna al equipo un carácter aguerrido. El que juega contra los Knicks tiene que sudar la camiseta.
En su tercera temporada el equipo continúa progresando y avanzan a semifinales de conferencia.
En la cuarta temporada los Knicks son un equipo de gladiadores. Ganan más de 50 partidos en la fase regular y se presentan en los PO como serios candidatos a jugar las finales. La ciudad está enamorada de sus jugadores y del hombre que los lidera.
La cosa se tuerce. Empiezan a caer varios jugadores lesionados. Hay quien culpa en parte a Thibodeau porque utiliza poco su banquillo. Otros piensan que es simplemente una mala pasada del destino. Con el equipo seriamente mermado por las bajas pero con gran carácter competitivo y una defensa rocosa, disputan una eliminatoria épica contra los Pacers que se decide en el séptimo partido.
Caen. Pero lo hacen con honor y con la ciudad volcada con su equipo. Con sus gladiadores.
¿Qué decide hacer la gerencia? Traspasar a dos jugadores combativos para fichar jugadores ofensivos sin punch defensivo. Thibodeau lo ordena todo a través de la defensa y le traen jugadores con talento, pero que no saben defender.
Fiel a su ética de trabajo y honestidad, se calla. Aguanta, aprieta los dientes y recompone el equipo con la filosofía que le imponen.
Ciertamente, los Knicks tienen un gran quintero titular y vuelven a ganar más de cincuenta partidos. Por segunda temporada consecutiva, ni los más viejos del lugar recuerdan dos temporadas tan positivas seguidas. Ya no son una roca defensiva pero tienen talento y ganan.
En segunda ronda de PO se cruzan con los temidos Boston Celtics, los vigentes campeones. Remontan dos partidos que tenían literalmente perdidos y les eliminan. Nueva York estalla de felicidad.
Los Knicks suben un peldaño más. Juegan las primeras finales de conferencia en un cuarto de siglo. Allí se vuelven a cruzar los Pacers en su camino y les apean del sueño de las finales de la NBA en una emocionante eliminatoria.
Tom Thibodeau cogió un equipo roto y sin identidad y lo ha convertido en un equipo competitivo y ganador que se ha quedado a dos partidos de jugar las primeras finales de la NBA en más de tres décadas.
¿Cómo le paga la gerencia de los Knicks sus fantásticos servicios al equipo?
Con la magnífica lógica de la gerencia de lo Knicks, es decir, echándole.
Así es, el hombre que levantó al equipo y que le ha llevado a disputar sus primeras finales de conferencia en lo que va de siglo, es despedido.
Habrá quien piense que los Knicks tienen un quinteto con mucho talento ofensivo y necesitan un entrenador de otro perfil. A mí que no me esperen en ese barco. Un entrenador que te ha entregado mucho trabajo y mucho éxito merece respeto. Y continuidad.
Los Knicks lo han vuelto a hacer. Cuando habían enderezado el rumbo dan un volantazo hacia lo desconocido. Son tan imprevisibles que quizás esta decisión absurda les lleve al éxito.
Sinceramente, no lo creo. Veo más probable que vuelvan a la senda anodina de las que les sacó el hombre al que acaban de echar.
Al fin y al cabo, ese parece su sitio. Son los Knicks, tienen alergia al éxito.
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Hasta el miércoles que viene.



El Madison Square Garden, ese lugar mítico del baloncesto estadounidense donde todos quieren hacer historia, menos lo Knicks.
Armaron un equipo para vencer a Boston pero se olvidaron de Indiana. La solución en lugar de mantener, fue echar al técnico. Les puede salir bien, porque en el Este la verdad es que no hay grandes equipos: los Cavs después de dominar en fase regular se desplomaron y están llenos de dudas ahora, los Celtics tienen a los Jays lesionados por largo tiempo y también se replantean su futuro. Pero a priori, lo de NYK no parece una decisión muy sabia.
https://youtu.be/EGLueLO3phU?si=htQS8D-2kS9ipTNL Este es un buen podcast sobre la historia reciente de la franquicia.
Estando de acuerdo en todo, yo diría que Bridges y Anunoby son mucho más defensivos que ofensivos
Towns es otra cosa, pero también lo era Randle