Dinamarca, con poco más de cinco millones de habitantes, deslumbró al mundo del deporte con su fabulosa selección de fútbol en los años ochenta. Pocos discuten que tanto en la Eurocopa del 84 como en el mundial del 86 el equipo que mejor y más bonito jugaba era la selección danesa (en ambas ocasiones cayeron eliminados por una inferior pero sorprendente España).
Como sucede en casi toda Europa y en gran parte del mundo, el fútbol es el deporte que más seguimiento tiene en Dinamarca. Sin embargo, el deporte con más arraigo cultural en ese país es otro. El misterio se resuelve si recorres los pueblos daneses que gozan de un particular elemento en común: la pista de balonmano.
Los daneses viven el balonmano con pasión, especialmente cuando juega el equipo nacional. Y como casi todo lo que se hace con pasión, acaba derivando en éxito. La selección femenina de balonmano danesa ya dominó este deporte enlazando tres oros olímpicos consecutivos (Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004). Pero lo que acaba de culminar la selección masculina de balonmano danesa entra en las grandes gestas de la historia del deporte.
Dinamarca ha jugado la final en seis de los últimos siete mundiales disputados. Y no queda ahí la cosa. Ganaron el mundial de 2019. En la siguiente edición de 2021 volvieron a salir victoriosos y en el mundial que concluyó el pasado domingo levantaron de nuevo la copa de campeones. Acaban de enlazar tres campeonatos del mundo consecutivos, el último partido que perdieron en un mundial se remonta a 2017. Si a eso unimos el oro y la plata conquistados en los dos últimos JJOO, estamos ante un dominio de un deporte como pocas veces se ha visto en una especialidad que se disputa en equipo.
Estos triunfos se han cimentando en una generación de jugadores maravillosa en la que destaca Mikkel Hansen. El cañonero danés lleva luciendo su llamativa melena por todos los países del mundo sin que nadie haya sido capaz de frenarle. El final de la historia es conocido, se eleva la bandera roja con la cruz blanca y suena el himno danés.
Países como Francia, Alemania o nuestra España cuentan con importantes ligas profesionales de balonmano que superan ampliamente en medios y potencial económico a la liga danesa. Pero los daneses llevan el balonmano dentro, tienen el país plagado de canchas y lo viven con pasión. Y contra eso es muy difícil competir.
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Hasta el miércoles que viene.
Como bien decías si las cosas se hacen con pasión es más fácil conseguir los objetivos.
que cracks :-)