Esta semana os voy a hablar de uno de los mayores robos deportivos de la historia y no me refiero a un arbitraje polémico. No, esto ha sido más escandaloso. Más sibilino, objetivamente injusto y, lo que es aún peor, completamente legal.
Antes hay que dar un poco de contexto. El football americano universitario despierta auténtica pasión en EEUU. La foto que veis arriba refleja el ambiente que se vive en los partidos que se disputan en la Universidad de Michigan, y es solo uno de muchos ejemplos.
La competición universitaria tiene una inmensa solera. El primer partido conocido lo disputaron las universidades de Priceton y Rutgers allá por 1869. La liga universitaria se funda en 1905, que ya ha llovido. Desde entonces, la competición ha ido creciendo y en la actualidad hay varias divisiones en base al potencial de las distintas universidades.
En la denominada Division I compiten nada más y nada menos que 133 universidades divididas en varias conferencias. Teniendo en cuenta que la dureza del deporte no permite alargar la competición más allá de unos pocos meses y que hay que dejar una semana de descanso entre partido y partido, es imposible establecer un sistema de competición ”al uso” con tantos participantes. Hasta hace apenas una década, las universidades jugaban los partidos que les correspondían durante los tres meses de competición y, en función de los resultados que obtenían, había una votación masiva para determinar los dos mejores equipos que pasaban directamente a jugar la final por el campeonato nacional.
Este sistema dejaba fuera a muy buenos equipos que se quedaban sin la oportunidad de pelear por ser los mejores del país. Esa situación generaba un gran descontento y hasta el mismísimo Obama defendió durante su presidencia que había que ampliar el número de universidades candidatas al título nacional. Finalmente, en el año 2014 se eleva el número de aspirantes que competirán en sistema de Final Four con semifinales y final.
¿Y quien elige a las cuatro universidades aspirantes? Ajá, nos vamos acercando a los desafortunados protagonistas de esta historia. Para seleccionar a las cuatro universidades aspirantes se creó un comité de doce “expertos” formado por directivos, entrenadores y ex jugadores universitarios.
A mitad de temporada el Comité publica un ranking con la posición de cada universidad que se va actualizando semana a semana durante las trece jornadas de competición. Cuando todas han jugado sus trece partidos se seleccionan las cuatro universidades que jugarán la final four. El Comité no tiene unas reglas específicas para determinar sus candidatos. Evidentemente, priman los resultados. Las Universidades que siguen invictas lógicamente se clasifican y entre las que han perdido un solo partido el Comité elige a la que ha tenido un calendario más complicado.
Pues bien, este era el panorama que se encontró el Comité de expertos esta temporada:
Había tres universidades invictas (récord de 13-0) Michigan; Washington y Florida.
Y había cuatro universidades con una sola derrota en su casillero (récord 12-1) Texas; Alabama; Georgia y Ohio. Las otras 126 universidades restantes tenían dos o más derrotas y estaban descartadas. Y ahora viene la pregunta del millón ¿Que cuatro universidades seleccionó el Comité?
Supongo que mentalmente estaréis pensando “las tres invictas y la que jugó partidos más difíciles de las que sólo tienen una derrota”. Ese pensamiento es muy lógico pero eso no fue lo que pasó. El Comité se descolgó con la siguiente selección: Michigan; Washington; Texas y Alabama. O lo que es lo mismo, Florida que no había perdido un solo partido en todo el año, se quedó fuera. Os leo la mente ¿Por qué hicieron esa cacicada?
Hay dos versiones. La oficial y la que podemos llamar “siga el rastro del dinero”.
La oficial explica que Florida se quedó fuera porque se lesionó su estrella y ha perdido parte de su potencial. Argumento que hace aguas porque esa baja se produjo hace algunas semanas y han seguido ganando partidos hasta el punto de acabar la temporada sin una sola derrota.
Por lo que me quedo con la versión de “siga el rastro del dinero”. Y ahí entran en juego las televisiones. Las semifinales se juegan en Nochevieja y Año Nuevo y son seguidas por millones de espectadores. Alabama es una Universidad mítica y muy laureada lo que automáticamente genera aficionados que se sientan delante del televisor deseando que pierda o que gane. Lo fácil era seleccionar a las tres invictas y a Alabama si no fuera por el “detalle” de que Texas ganó a Alabama y tiene idéntico récord. Era muy “heavy” dejar fuera al equipo que ganó a Alabama para meter a la propia Alabama. ¿Solución? Que Florida pague los platos rotos. Pero oiga es que Florida no ha perdido un partido en todo el año…ya, pero no es Alabama.
Y así se fraguó uno de los mayores robos de la historia del deporte con un equipo invicto que no va a jugar ni la final.
No sé vosotros pero yo, aparte de Notre Dame, me he hecho seguidor de Florida State. ¿Y por qué Notre Dame? Eso, como diría Conan, es otra historia…
Aprovecho para desearos a todos un feliz 2024 cargado de buenos momentos.
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Hasta el miércoles que viene.
No me haré seguidor de Florida State porque realmente no me gusta nada ese deporte pero ganas no me faltan. Todo lo que no este totalmente regulado y bien especificado corre el riesgo de canalladas como esta, pero bueno viniendo de EEUU nada sorprende.
Amigo buena salida y entrada del nuevo año.
Un abrazo
Otra espectacular historia para cerrar el año. Gracias Cheritas! Feliz 2024!!